martes, 15 de julio de 2008

...gaviotas...

El sol quemaba. Las llagas de los brazos, las de las piernas, todas ellas hacían olvidar cualquier dolor conocido. El fuerte olor a salitre entraba por las fosas nasales hasta el mismísimo cerebro, agujereando la simple idea de poder salir vivos de ahí. Se conocieron en el mismo barco en el que llevaban 15 años pescando juntos y cientos eran las experiencias, malas o buenas que juntos podían recordar. ¿Y ahora, que más daba? Si estaban allí era por algo. Y si nadie había logrado llegar hasta ellos sería porque la providencia no estaba con ellos. Ninguno conocía a ciencia cierta cuantas semanas llevaban a la deriva.

- Ya está la gaviota. - Exclamó George. Otra vez la misma cena de siempre.

1 comentario:

Anónimo dijo...

por qué???? por qué gaviota y no konejo????