viernes, 18 de diciembre de 2009

..vidadiaria..

Los hombres que a mi me gustan, no saben llorar. Llevo veinte años en la misma calle, usando el mismo carmín barato y fumando la misma mierda mentolada. Cualquier deseo ajeno, por sucio o enfermo que sea se convierte en obligación. Esa es la base del negocio; las miradas depravadas, las sonrisas llenas de obscenidad, las respiraciones desagradables de borrachos pervertidos, las manos ásperas y mojadas que intentan tocarte con ebrio disimulo, los insultos, los golpes, las medias erecciones dentro de pantalones curtidos en salas X.. Estos son los hombres que a mi me gustan. Por desgracia, ya estoy acostumbrada.

martes, 1 de diciembre de 2009

off

A veces recuerdo mis letras en tu espalda y se me rompe la mina de la esperanza. A veces veo mis poemas de aire sobre tus ojos y quedo ciego de tristeza. A veces creo ver un remanente de alegría hecho con palabras y quedan mudos mis sentidos. A veces la felicidad ajena rompe mis huesos a pedazos y los recuerdos terminan en añicos. A veces el ahora es la peor tortura, y el dolor es mi único aliciente. A veces miro al resto con envidia y su felicidad deja mi alma por los suelos. A veces miro tu alma y los dos caemos sobre la nada. Derrotados.

martes, 1 de septiembre de 2009

...aprendeddeunavez...

Acaba con todos, sonríeles mientras despides sus vidas. ¿Qué te han dado? ¿Acaso algo bueno? Mira como gritan, me complace. ¿Quieres divertirte? Ven, acompáñame, haz de tu mundo una destrucción absoluta, crea vida pero bajo tierra. ¿Que sangran? ¿Que esperabas? Hazles sentir lo mismo que ellos infligen al resto, arráncales los miembros, y tira el resto al vacío infinito. Que griten mientras aún están vivos. Se su demonio, métete en sus sueños y destrózales la esperanza, quema sus deseos, que sus ojos lloren ácido. Cuelga sus cabezas de los campanarios de las iglesias más altas, graba sus voces y emite sus gemidos en las llanuras, que la naturaleza sepa quién es el nuevo rey de las tinieblas, abre las grietas del infierno y azuza los caballos del Apocalipsis. Que sieguen la paz y traigan el horror y la negrura. Destruye cada pueblo, cada esbozo de felicidad que quede anulado bajo las herraduras de la guerra. Estimula el odio entre los que aún queden vivos, que se ataquen unos a otros, que los niños maten a los hombres, y los hombres se maten entre ellos, que el futuro esté empañado de sangre oscura. Mastica su miedo y escupe su honor, irrita su ego, que explote por dentro su arrogancia, que el hombre sepa que aún no es nada. Demuéstrales que su valor no vale ante el hedor del diablo. Cuando hayas terminado, habla a los que aún queden, y, con violencia, hazles entender que la humanidad aún no es nadie para acabar con ella misma cuando le plazca. Después dales otra oportunidad. Pero que empiecen desde cero.

martes, 4 de agosto de 2009

..hambre..

Pisó la lata de Aquarius de refilón y tropezó, cayendo sobre el sillón de forma vaga y tosca. Los muelles chirriaron y sus huesos crujieron por el sorpresivo golpe.

– ¡Joder! - resopló-. Eran ya casi 72 horas sin comer, el vacío en el estómago avanzaba hacia la cabeza, y su cuerpo le empezaba a hablar en un idioma mezcla de inanición y desesperación. Intentó alcanzar la puerta de la cocina pero sus anquilosadas articulaciones eran incapaces de sostener el peso muerto de sus miembros, rémoras de su existencia . Solo quedaba una solución, y lo sabía.

Lloró.

Mientras, sus dientes desgarraban el primero de lo que iba a ser un gran festín de dedos.

..miradasperdidas..

Odio los viajes en el metro, rodeado de cientos de desconocidos, siempre acompañado por un olor extraño, mezcla de sudor y decadencia. Caras cortadas por la rutina, gestos de derrota y miradas completamente desvanecidas. Zombis, eso es lo que parecen, mientras unos intentan persuadirse a si mismos ocultando su realidad tras las cubiertas de algún libro releído hasta la saciedad. Los más jóvenes construyen su mundo imaginario con las notas que salen de sus mp3 machacados por el uso, zapatos con las suelas agrietadas por las maratones entre la salida del metro y la oficina de viejos ejecutivos de treinta años. Son viajes que ocasionalmente se salvan por la presencia de una chica en desconcierto sentada en el asiento de enfrente, con la mirada perdida en tus ojos, pero por casualidad. Ensimismada en su propia historia, la estaticidad de sus pupilas es el único gesto humano entre tanto cuerpo esclavo del ocaso del día, pero que desaparece en la segunda parada. Como todos los días. Hoy volveré a echarte de menos, hasta que mañana me mires sin querer de nuevo.

viernes, 31 de julio de 2009

..aquí y ahora..

Y si hay algo que no dejaré de querer hacer, es pintar poemas sobre la suavidad de tu espalda con tinta transparente, leer cada milímetro, cada poro de tu piel, analizarlo.
Quiero sentir cada pliegue de tu reino, cada sonrisa de tu alma, escucharla eternamente, notar como me quema el brillo de tu pelo pasando entre mis dedos.
Quiero seguirte, donde quiera que tus ojos apunten, quiero estudiar tus movimientos y poder dirigirlos a mi antojo, creando un puente de música entre nuestras mentes.
Quiero moverme a tu lado sin despertarte, quiero despertarte con el sonido de mis latidos, quiero tocar tu felicidad con los dedos de mi corazón, y pararlo en el momento justo para no querer vivir otro instante parecido. Quiero ser dos labios sobre tu sonrisa.
Y solo necesito un segundo para eso.
Y luego, si quieres, me iré.

jueves, 18 de junio de 2009

..FIN DE FIESTA..

Eran las doce pasadas. Sonaba la última traca del Pobre de Mí, y la gente, aunque ya en menor cantidad que otros días, alborotaba el ambiente, aún con ganas de fiesta. A su alrededor, las peñas animaban mientras la muchedumbre cantaba emocionada, los niños, jugando, evitaban a toda costa que se cayera la cera de las velas como si de un tesoro se tratara, para la gente joven aún daba tiempo para una última noche de excesos… No parecía un fin de fiesta, sino el comienzo de otra, como si los días no pasaran factura a los espíritus allí congregados. Recogió su manta, envolviendo con ella las gafas de plástico de dos euros, las pulseras de cuero ennegrecido y aquellos típicos sombreros de vaquero que tanto animaban la media altura de los bares. Nadie se había fijado en él, solo era otro vendedor de piel oscura y curtida, al que todos intentaban regatear hasta el empalago, otro “pobre hombre que tiene que ganarse el pan mientras otros derrochan sin parar”, como pensaban los que le observaban. Pero él estaba orgulloso, todo había vuelto a salir perfecto. Sigilosamente, se adentró en las oscuras calles, dejando atrás la fiesta. Su Fiesta.


Con este relato he ganado el 3er Premio del I certamen Internacional de Microrrelatos Principe de Viana 2009.
www.blogsanfermin.com
Orgulloso de mi mismo

domingo, 24 de mayo de 2009

..AngelDust..

No podía dormir, el calor penetraba entre las sábanas y el sudor le recorría las extremidades, como arroyos serpenteantes buscando salida entre las piedras. Se levantó a beber algo frío, bajó a la cocina y abrió las ventanas en busca de una posible corriente y entonces se fijó en él, apoyado con las manos en el suelo, resoplando y gimiendo de dolor. Desde el otro lado del jardín, aquel ser blanquecino, con ojos rojos como el infierno la miraba con horror descarnado, mientras la vida paracía abandonarle a cada segundo que pasaba. Con el cuerpo cubierto de barro y sangre, se moría mientras ella le observaba... Con el vaso en la mano, inmóvil, su corazón le golpeaba las costillas con brusquedad mientras su cuerpo y su mente continuaban atónitos ante a lo que estaba viendo. 

- Ayúdame...por favor... – tartamudeó aquel hombre, justo antes de desplomarse boca abajo sobre la tierra.

Los ojos de la mujer se abrieron de repente... Sobre el cuerpo moribundo vio el rastro de plumas ensangrentadas y las dos heridas en la espalda. No podía creer lo que veía:

- Tú... Tú eres un…

Sin tiempo a terminar la frase, una poderosa luz blanca salió del interior del cuerpo del hombre, consumiendo toda su existencia en segundos, permitiéndole solamente exhalar su último suspiro con un grito agudo que se ahogó en la oscuridad. Mientras tanto el tintineo de los cristales de un vaso hecho pedazos cortaban los pies de una mujer pálida como la muerte.

lunes, 23 de febrero de 2009

...unamenos...

Aquel señor ahuecaba la almohada de su mujer, que entre tosido y tosido soltaba algún esputo de sangre. Se la veia mal, enteramente al borde de la muerte, y su marcada expresión así lo hacía creer. Boca entreabierta, manos aferrandose a la nada en una tensión interminable, piernas cohibidas por el dolor, y sábanas manchadas de ira. Los ojos mirando al infinito, sin observar nada... Me pregunté que estaría mirando, que es lo que estaría pensando. Quizá lloraba en silencio su cercana partida... No lo sé. Su anciano marido la miraba, lamentando con sus pupilas húmedas la situación de su señora. Le agarraba con fuerza una mano que no podía ni siquiera responderle con calor. Le atusaba el blanco pelo con dulzura, a sabiendas que nunca más podría hacerlo. La sangre escalaba el catéter haciendose dueña del terreno del suero. Un frío repentino me recorrio la espina dorsal. Busqué una mirada de complicidad, alguién que se diese cuenta de lo que ocurría, pero la gente solo miraba por si misma. Me entraron dudas sobre si era un sueño o, mejor dicho, una pesadilla. ¿Nadie la atendía? El ser humano me empezaba a resultar monstruoso. Más.

Me sacó de ese infierno la voz de la celadora:
- ¿Alberto? - Preguntó sin dirigirse a nadie en concreto.
- Si, soy yo. - Exclamé -. Pero... Esa señora está peor, ¿no la atiende nadie?
No hubo respuesta.
Segundos despues me alejaba de la sala en dirección a la consulta, mientras, cada vez más lejos, aquella mujer seguía debatiendose entre la vida y la muerte, e iba haciendose más pequeña. Como su vida.

miércoles, 18 de febrero de 2009

...unnminutoparaescribir...

SE VA

 

Siento la vida pasar como una locomotora a su paso por una estación perdida en el desierto. Arbustos que ruedan, sin rumbo fijo, sangre en la madera, disparos de acidez extrema entre la arena. Hoy me he levantado con ganas de escribirte, pero nadie sabe cuanto dolor estoy masticando. Hoy me he levantado con ganas de saltar al vacío y gritarle a las cascadas que su agua es como el sulfuro que corroe mis entrañas. Hoy me he levantado, y doy gracias, por poder contarte de nuevo mis hazañas por poder sonreírle a la pluma mientras ella se centra en besar la tinta y después lanzarla contra los papeles de forma aleatoria aun y cuando nadie sabe cuanto duele estar sentado con una espada en la nuca y una bomba como corazón, pensando, soñando, creyendo una salida tan cerca, pero estamos separados por un abismo inevitable que nos absorbe dentro del decoro y del vértigo de mirarnos a nosotros mismos en el espejo.

Hoy ojala no haya existido.

 

P.S. Esto es lo que sale dándose a uno mismo 1 minuto justo para escribir. Perdonen el sinsentido de algunas frases. Es simplemente mi interior.

...aveceslascosassalensolas...

Soy puta del reencuentro
Puta del decoro
Puta de la marca del libre albedrío
Puta del dolor
Puta de querer no ver
Puta del sonido mezclado de dolor y sangre
Puta de manías
Manía de tus putas manías
Puta de lo sacro
Puta del alabastro
Puta del mar
Puta de la muerte más amarga

Puta de la sal en la herida
Soy la puta ambició
n de superar putadas



Ni siquiera yo entiendo muy bien que es lo que significa, pero es lo que sale cuando tu único objetivo es escribir algo en 5 minutos sin pensar en nada más.putadas 

domingo, 15 de febrero de 2009

...merecerselomerece...

– El mundo está loco. – Espetó el policía dejando caer la sábana sobre el rostro del cadáver. – Capitán, ¿Cómo demonios pueden hacer esto? ¿La gente no tiene sentido común?

– Hijo – contestó su  superior –, la gente lo que tiene es una idea un tanto extraña acerca de lo que significa la justicia y normalmente tienen como principal objetivo “disminuir” el mal que afecta al planeta. Obviamente ese mal es el propio ser humano.

– Jefe, a veces piensa usted como un asesino. –  Contestó el policía.

– Si no lo hiciese, no estaría donde estoy. ¿Tenemos algún nombre? ¿Documentación? – Preguntó. – ¡Y por Dios, no toque la sangre como si estuviese en la cocina de su casa! Joder, parece que os dan la placa en una lavandería…

– Si, he encontrado un… p-pero, no tiene sentido… no me cuadra mucho el nombre del tipo, señor. – El novato dudaba sobre lo que acababa de encontrar en el suelo.

– Venga, sorpréndame por una vez. – Ordenó el Capitán.

– Señor… es… Es San Valentín. 



Fuente de inspiración: la única duquesa que conozco

jueves, 5 de febrero de 2009

.. porsiempre...

Salió de casa con las ideas un poco confusas, pero algo dentro de él había cambiado y estaba orgulloso. Había aprendido a luchar por las cosas, había aprendido a caer y a levantarse de nuevo sin tanto esfuerzo, a sonreír cuando algo salía mal y pensar en que todo podía cambiar y superar los problemas no es tan complicado. Aprendió a no ser tan niño, a no llorar por cualquier cosa, solo por las importantes, y a ver que los momentos malos son buenos porque siempre aportan algo de lo que aprender aunque este muy oculto y cueste encontrarlo. Pero también aprendió cosas más importantes, necesarias para vivir. Aprendió a querer como solo se quiere a una musa, aprendió a leer la piel, en el idioma de los ciegos, y aprendió que los ángeles tienen olor. Aprendió a tocar con el corazón y no solo con las manos. Y sobre todo, aprendió a escribir, no solo letras, si no también sueños.

 

No había hecho nada como eso antes, nunca tuvo razón para hacerlo, pero ahora era diferente, ella merecía la pena y sabía que era lo correcto. Llamó al timbre y ella abrió la puerta:

 

-          Que sorpresa… ¿Qué haces…?

-          Hola – la interrumpió -, solo tengo una cosa que decirte, GRACIAS. Te querré siempre, y eternamente estaré cerca.

 

Y con una sonrisa en los ojos, volvió sobre sus pasos y volvió a pintarla como se merecía.

 

 

 

                                                                                   Siempre J

viernes, 30 de enero de 2009

...sueño...

Se inclinó con cierto esfuerzo y recogió el libro del suelo. Sin darse cuenta,se había quedado traspuesta mientras veia aquella película que tanto le apasionaba. Esa musica, esas voces tan dulces, la mirada tan tierna de un niño que no tiene nada por lo que luchar... Le encantaba y podría verla cien veces más sin cansarse. Se levantó esperando poder llegar a la cama antes de que el sueño se disipase del todo, no quería pasar otra de esas noches arritmicas, despertándose a todas horas. Se echó sobre su cama y suspiró, a la vez que sonó el telefono. Extrañada, vio que alguien había mandado un mensaje: "Eres increible". Tapo sus hombros altos con el nórdico y sonrió, mientras sus ojos sucumbian al poder de morfeo otra noche más. 


A un coro de cicatrices

miércoles, 21 de enero de 2009

...baja...



...Levantó la cabeza y allí estaba ella; simplemente la miró a los ojos y sintió estremecerse todo su cuerpo. Eso fue suficiente para aflojar el nudo...


A una sonrisa vertical

jueves, 15 de enero de 2009

..regalos..

Veía los aviones pasar desde su ventana. Le gustaba, o al menos eso creía hasta hace 4 días. Cuanta gente iba en esos aparatos, cuantas historias sentadas en cada asiento,  algunos iban lejos, algunos sin rumbo fijo, algunos ni siquiera sabían si volverían, pero todos acababan su viaje, seguramente en algún sitio mejor que aquel. Aquellos días estaban resultando un poco tristes, pero ya faltaba poco.

El irritante pitido de una camioneta en la calle le sacó de sus pensamientos. Se levantó del sofá, se calzó y bajó corriendo al portal: - “¿Dónde coño he dejado el coche?” -. Siempre la misma pregunta, la memoria cada vez iba a peor, aunque los buenos recuerdos siempre quedaban guardados, como si de una copia de seguridad se tratara. Claro, aparcar en ese pueblo no era una buena actividad a realizar cada noche, así que después siempre se pasaba 5 minutos buscando por entre las calles.

Lo encontró. Cubierto de hielo, el invierno estaba resultando bastante mas duro de lo que recordaba desde hacía años. Se acordaba del colegio, cuando tenía ocho, nueve, diez años… cuando nevaba todos los días, y salían del colegio a las 5 con el cielo casi oscuro. Eran buenos años. Se acordaba de la gente de esa época: - “¿Qué habrá sido de ellos?” -. Recordaba a todos con alegría, a unos más que a otros, está claro. Siempre hubo rencillas, siempre hubo envidias recíprocas. Siempre miradas transitivas, y relaciones irregulares. A esa edad, cada día parece una lección de lenguaje de quinto de primaria, pero se recuerda con orgullo y pasión. ¿Quién no volvería?

- “¿Por qué nunca he volado?” -, se preguntó mientras veía pasar otro avión a la vez que arrancaba le coche.

Menudos días estaba pasando. No tenía ganas ni de hablar, ni de comer, solamente pensaba. Esa mañana tenía que comprar los regalos de navidad. Había decidido no hacer como otros años, y simplemente comprarles un perfume a todos. Total, ninguno se iba a gastar nada en él, y solamente quería una cosa. Pero iba a tardar un poco más en tenerla.

El centro comercial estaba a reventar, odiaba esos sitios tan concurridos, sudaba, se ponía nervioso, tenso. Solución, todo de golpe y a casa. – “Olvídate del tema, no merece la pena gastarse el dinero en algo que puedes hacer cualquier día. ¿Por qué la gente no opina que los mejores regalos son los que no se esperan?”

Arrancó el coche y salió disparado hacia casa, tenía prisa, algo le recomía por dentro, y su yo interior le bombardeaba con la idea de que algo bueno le esperaba al final del trayecto. Frunció el ceño y aceleró.

Subió las escaleras hasta el séptimo piso. Sacó las llaves apresuradamente, y cayeron al suelo. Se agachó refunfuñando entre dientes. Las metió, nervioso, en la cerradura, y entró en casa. Corrió a la habitación.

Eran las 15:22 en punto, ni un segundo más, y una pestañita azul parpadeó de repente en su ordenador. Su regalo ya estaba en casa. Se tumbó en el sofá, y miró el avión que pasaba: – “Supongo que ahora si estoy volando.”


Dedicado a un vuelo de vuelta.