lunes, 24 de noviembre de 2008

...yseguirasaqui...

- Un Chardonay -. La joven rubia de voz serena y suave, oculta tras unas con gafas oscuras se dirigía al camarero con una mueca de congestión -. Frío, por favor.
El la observaba desde la mesa de la esquina, y sin pensarlo un instante se acercó, agarró una silla y se sentó a su lado diciendo:
- No puede saborear la esencia de un buen vino con tan marcada expresión de tristeza en su rostro, señorita.
- Usted que sabrá - contestó ella.
- Se mucho más de lo que piensa - apostilló el desconocido.
- Por favor... - respondió con desdén la joven.
- Mireme a los ojos y escuche. Se que ha vivido la vida al límite. Se que ha estado en paises que nadie ansía conocer, se que es valiente. Se que solo por demostrar su valía, ha manchado sus manos sin importarle las miradas. Se que se superó asi misma, en situaciones adversas. Se que sus ojos han visto salir el sol en oriente y se han bañado bajo la luz de luna en occidente. Se que han visto lo bueno y lo malo, se que con lágrimas se han mojado. Se que, ante todo, el color pardo de sus iris no se ha borrado. Se que es de carcajada fácil, y que el brillo de su sonrisa es luz por donde pasa. Se que muestra fortaleza por fuera pero por dentro es totalmente notoria la bondad; aunque osado su caracter, se que es sensible. Se que percibe el interior de las personas con solo mirarlas, se que distingue entre lo perverso y lo adecuado desde lejos, y también se que tiene un corazón travieso. Se que recuerda el pasado como algo necesario y que le gusta sentir pasar el tiempo entre los dedos. Se que tiene el miedo justo, que teme a los espejos, porque son reflejo de lo que uno no quiere ser. Se que es amable, cariñosa, se que su cara no es esa. Se a ciencia cierta que sus mejillas se afligen por una causa mayor a la que un ser humano puede plantar cara. Se lo que le pasa...
- Pero... ¿Quién es usted? ¿Porque dice eso de mi? - le cortó ella inquieta.
- Escuche... ¿Siente el silencio?... ¿Distingue las notas de la soledad?... No deje que se conviertan en su banda sonora.
- Yo.. - dijo la muchacha girando la cara para ocultarla -.
- Tranquila - la calmó aquel hombre mientras se levantaba de la silla y cogía su sombrero -. Solo recuerde una cosa, y sonria mientras lo hace; una cicatriz más no es otra cosa que una nueva historia que contar... Y otra prueba superada... 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ahora mismo y depués de leer tu relato, solo puedo darte las GRACIAS por darme la fuerza que necesito, por emocionarme hasta sonreir y llorar a la vez, por hacerme sentir "especial" y por llegar hasta mi de esta forma tan bonita.
¡Nos vemos en la siguiente prueba!