sábado, 2 de febrero de 2008

163

Se miró de nuevo en el espejo. Pasaban las semanas y la huella de la distancia hacia mella en sus orbitas oculares, tornadas en un gris desvanecido. Con lágrimas en los ojos, dejó caer su cuerpo sobre el sofá de cuero envejecido. Cogió el libro y soplando levemente retiró el polvo de la portada. Cuidadosamente lo abrió por las páginas centrales y buscó. Juraría que había visto esa sudadera de lunares en alguna parte.

1 comentario:

Richard dijo...

...sus orbitas oculares denotaban un cierto cansancio motivado por todas aquellas mañanas grises de febrero que irremediablemente enturbiaban el color de sus correspondientes dias. dias perecederos, insulsos, llenos de horas vacias, de momentos sin sentido que no hacian sino dejar en entredicho lo absurdo de aquella aparente trivial decision...